PRIMEROS AUXILIOS: 2024-1-23670-E2-Presencial
4.2 Hemorragias
Saber actuar ante una persona que sangra mucho es de gran importancia, de lo contrario esta pérdida excesiva de sangre lo llevará a una alteración de la conciencia y posiblemente a un paro cardio-respiratorio.
HEMORRAGIAS
Se define hemorragia como: La salida de sangre de un vaso sanguíneo debida a su ruptura, con independencia de la causa que la origina.
En condiciones normales, 7% del peso corporal de un adulto corresponde a la sangre.
Así por ejemplo, un sujeto de 70 kg de peso tiene aproximadamente cinco litros de sangre.
En los niños la proporción es de 8 a 9% del peso corporal.
En primeros auxilios es muy importante que el socorrista identifique el tipo de hemorragia al que se enfrenta para decidir cuál es el procedimiento más adecuado en cada caso.
Tipos de hemorragias
Las hemorragias se pueden clasificar atendiendo a distintos criterios, como, por ejemplo, el tipo de vaso sanguíneo afectado, la gravedad que representan y el lugar donde vierte la sangre.
Tipos de hemorragias según el vaso sanguíneo afectado
Es posible distinguir tres tipos de hemorragias en función del vaso sanguíneo que haya sido dañado: hemorragias arteriales, venosas y capilares.
Sus características son:
– Hemorragia arterial: como la sangre arterial es rica en oxígeno (con la excepción de la arteria pulmonar, cuya sangre es rica en dióxido de carbono) y además circula a una elevada presión y en forma de impulsos, en las hemorragias arteriales la sangre presenta un color rojo intenso y brillante y mana en forma de chorros de forma intermitente siguiendo los latidos cardíacos, siendo elevada la velocidad de pérdida. En estas hemorragias es preciso aplicar presión para impedir la pérdida sanguínea.
– Hemorragia venosa: en las venas, la sangre presenta una mayor concentración de dióxido de carbono (excepto las venas pulmonares, que llevan una alta concentración de oxígeno), por lo que en las hemorragias venosas el color de la sangre es de un rojo apagado. Además, la forma de pérdida hemática es lenta y uniforme debido a que la sangre en estos vasos sanguíneos circula de forma continua y con una presión baja. Para detener estas hemorragias también es necesaria la aplicación de presión.
– Hemorragia capilar: distinguimos estas hemorragias porque la sangre sale lentamente, su color es rojo vivo, y se extiende por la zona afectada, dando lugar a hemorragias en sábana. En las hemorragias capilares suele cesar el extravasado sanguíneo por el proceso de coagulación natural, por lo que no debemos aplicar presión.
Pérdida de sangre en hemorragias arteriales
La cantidad de sangre perdida en este tipo de hemorragias depende de la arteria que ha resultado afectada, ya que las arterias de mayor grosor y que transportan mayor cantidad de sangre, al ser dañadas, producen un mayor extravasado, y por lo tanto, una pérdida más abundante de volumen sanguíneo.
Tipos de hemorragias según su gravedad
La gravedad de las hemorragias se suele valorar atendiendo al volumen de sangre perdido, aunque siempre hay que tener en cuenta otros factores, como la edad del paciente, su historia clínica y la causa que la provocó, entre otros. Según estos criterios, las hemorragias se pueden clasificar en:
Formación en socorros: Socorrismo y primeros auxilios. Modulo 2. Cruz Roja Española.
Disponible en: https://uom.uib.cat/digitalAssets/307/307145_bennassar1.pdf
Signos de gravedad
Cuanto más grave sea una hemorragia, mayor será el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria del paciente y más baja será su tensión arterial.
Tipos de hemorragias según el lugar donde vierte la sangre
Según este factor, es posible distinguir tres tipos de hemorragias:
– Externa: la sangre sale a través de una zona de discontinuidad de la piel o de las mucosas.
– Interna exteriorizada: la sangre sale del cuerpo a través de un orificio natural.
– Interna: la sangre se queda en el interior del cuerpo, pudiendo pasar desapercibida para el socorrista.
A continuación, estudiaremos cada una de ellas y el procedimiento de primeros auxilios que se debe seguir.
Hemorragias externas
En primeros auxilios, al tratar una hemorragia externa, el objetivo principal que se persigue es que la víctima pierda el menor volumen de sangre posible.
Con este fin seguiremos este protocolo:
– Mantendremos al paciente acostado o sentado.
– Nos protegeremos mediante el uso de guantes.
– Destaparemos la zona lesionada para valorar el tipo y la gravedad de la hemorragia.
– Aplicaremos compresión directa sobre el punto que sangre, valiéndonos de gasas, compresas o telas limpias. Esta compresión debemos mantenerla al menos durante 10 minutos. Si la compresión es efectiva, fijaremos los apósitos con esparadrapos o con cualquier otro elemento.
– Elevaremos el miembro afectado mientras mantenemos la compresión. Únicamente elevaremos los brazos o las piernas cuando estas no estén fracturadas o no se sospeche que puedan estarlo.
– Realizaremos un vendaje compresivo con una venda elástica si el sangrado persiste. Hay que tener en cuenta que este no debe llegar a cortar el flujo sanguíneo completamente, por lo que no ha de estar apretado en exceso.
– Si la hemorragia no cesa, podemos comprimir la arteria (compresión arterial) cercana a la lesión sobre el hueso con el fin de reducir el aporte sanguíneo a la zona. Esta medida se aplicará juntamente con la compresión directa y la elevación antes indicadas.
Existen muchos puntos en los que podemos realizar la compresión, pero los más utilizados son los siguientes:
– Si la hemorragia se produce en los brazos, ejerceremos presión sobre la arteria humeral, que discurre por la cara interna del brazo. Para ello, presionaremos con los dedos índice y medio a nivel del bíceps.
– Si la hemorragia se encuentra en las piernas, se presionará la arteria femoral, para lo que ejerceremos presión con el puño en la ingle. Otras arterias en las que podemos ejercer presión son: la carótida en el cuello, la subclavia en la clavícula, la axilar en la axila, la poplítea en el hueco poplíteo (detrás de la rodilla), la temporal en los lados de la cabeza y la cúbito-radial en las muñecas.
Hemorragias internas exteriorizadas
Son aquellas en las que la sangre sale a través de un orificio natural, como el oído, la nariz, el ano, la vagina, etc.
La hemorragia recibe diferentes denominaciones dependiendo de dicho orificio.
Epistaxis
Se denomina así cuando la salida de sangre se produce a través de la nariz.
En este caso, seguiremos este protocolo:
• Colocaremos a la víctima sentada y con la cabeza hacia delante y presionaremos el orificio sangrante sobre el tabique nasal durante al menos 5 minutos.
• Si no cesa la hemorragia, se introducirá una gasa impregnada de agua oxigenada en el orificio nasal.
• Si aun así el sangrado persiste, buscaremos atención médica.
Otorragia
Cuando la salida de la sangre se produce por el oído. La salida de sangre a través del oído puede deberse a una fractura de los huesos de la base del cráneo tras un traumatismo craneoencefálico. También es frecuente tras una rotura de la membrana timpánica.
En este caso, alertaremos al 123 y colocaremos a la víctima en posición lateral de seguridad.
Hemoptosis
Se produce un vómito de sangre de origen respiratorio, de color rojo brillante y de apariencia espumosa. Precisa atención médica, de modo que mientras se espera, colocaremos a la víctima en posición semisentada.
Hematemesis
Se produce un vómito de sangre de origen digestivo, que puede ir acompañado de restos de alimentos y tener un color oscuro y maloliente, al haberse digerido. Además, pueden aparecer una especie de grumos, llamados “posos del café”, por recordar a estos. Es necesaria la valoración médica, por lo que mantendremos a la víctima en posición lateral de seguridad.
Uretrorragia
Cuando la salida de sangre se produce a través de la uretra.
Hematuria
Presencia de sangre en la orina. Requiere valoración médica.
Melena
Presencia de sangre en las heces, lo que les confiere un aspecto negruzco. Son pastosas, pegajosas y brillantes. Requiere valoración médica.
Rectorragia
Salida de sangre a través del recto. La sangre es fresca y de un color vivo. Requiere valoración médica.
Metrorragia
La salida de sangre se produce a través de la vagina. En mujeres embarazadas, requiere asistencia sanitaria urgente. Se debe seguir este protocolo:
• Colocaremos a la paciente en decúbito lateral izquierdo.
• Cubriremos la zona con gasas limpias, que conservaremos para que se pueda valorar en el centro sanitario el volumen del sangrado.
Hemorragias dentales tras extracciones
Si tras un golpe se ha producido una pérdida dental y hay sangrado de la encía afectada, introduciremos una gasa con agua oxigenada en el hueco dental y pediremos al paciente que la muerda.
Posteriormente, le indicaremos que consulte la incidencia con su odontólogo.
Vocabulario
Shock hipovolémico: El término shock hemorrágico se emplea como sinónimo de shock hipovolémico cuando la hipovolemia resulta de la pérdida aguda de sangre por hemorragia. La alteración fisiopatológica fundamental es la disminución del volumen intravascular, que obedece a la pérdida de sangre o de líquidos y electrólitos, fenómenos muy propios del paciente con trauma.
Las manifestaciones iniciales incluyen taquicardia, taquipnea, palidez de tegumentos y diaforesis, acompañadas de alteraciones del estado de alerta
Hematomas: Cuando la hemorragia interna se debe a la ruptura de capilares superficiales que podemos identificar visualmente.
Hemorragias internas
En este tipo de hemorragias, la sangre no sale del cuerpo, por lo que no resulta tan sencilla su identificación como en el caso de las hemorragias externas y las internas exteriorizadas. Por este motivo, tendremos que fijarnos en la presencia de signos de shock hipovolémico.
Este tipo de hemorragias pueden deberse a múltiples causas, como por ejemplo un fuerte traumatismo en la región abdominal, un accidente de tráfico o una caída desde gran altura.
Ante la sospecha de una hemorragia interna, actuaremos siguiendo el protocolo que se describe a continuación:
– Avisar a los servicios de emergencia marcando el 123.
– Transmitir tranquilidad al accidentado.
– Desabrochar y aflojar las prendas que puedan comprimir al herido.
– Mantener a la víctima en decúbito supino y con las piernas elevadas, siempre y cuando su estado lo permita.
– Abrigar al herido tapándolo con mantas, abrigos, chaquetas, etc. Así evitaremos la pérdida de calor.
– Verificar los signos vitales, especialmente la respiración y el pulso, de forma periódica.
– No administrar bebidas ni alimentos. Si el paciente pide líquidos se le pueden mojar ligeramente los labios con un paño empapado en agua.
Fernández-Villacañas Martín, M. D. (2013). Primeros auxilios. Macmillan Iberia, S.A.
Illescas Fernández, G. J. (2014). Manual de medicina prehospitalaria de urgencia. Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Saber actuar ante una persona que sangra mucho es de gran importancia, de lo contrario esta pérdida excesiva de sangre lo llevará a una alteración de la conciencia y posiblemente a un paro cardio-respiratorio.
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